lunes, julio 25, 2005

Perdiéndome

Hoy me desperté a la una y media de la tarde. Escuché desde mi cama a mi madre hablando con mi tío, pero como estaba de puta madre en la cama me giré y me quedé otra hora dormido.

Al levantarme (no sé por qué razón lo hice, con lo bien que se está en la cama) fui abajo, a la cocina, y mi padre preparaba la comida. ¿Ya tienes hambre? (es su saludo matutino más recurrente). No contesté, y me fui a ver a mi madre, la encontré cansada pero bien. Volví a la cocina, mi padre volvió a mirarme y yo miraba a la nada. ¿Aún estás dormido?. Asentí. Subí arriba a ver unos capítulos de La Hora Chanante. Mi hermano dice que es una mierda, pero la semejanza con los Monty Pithons es clara y me gusta.

Volví abajo a almorzar en el patio, seguía callado, mirando al ciruelo sin verlo. Cuando mi hermano chico se fue, me quedé fumándome un cigarro con mis padres tranquilamente y les dije así: Este verano estoy perdiendo neuronas a saco, no sé ya si me queda alguna buena, estoy perdiendo contacto con la realidad. Me recordaron qué estaba haciendo, que estudiara, que hiciera lo mejor posible en el trabajo, que me pringara sólo este verano para poder acabar la carrera y tal, que estudiara también el carné del coche, que... mmm... su técnica era la de darme de morros contra lo real, y bien, funcionó en parte, pero estando aquí me siento como un autómata... un robot inútil porque no hay nada que hacer.

Ciertamente, estoy en otro planeta, y no es mejor que en el que vive todo el mundo, es diferente, sí, pero sólo por lo anestesiante que es. Cuando venía al curro recordaba que había veces que me jactaba de ver las cosas de forma diferente a como la gran mayoría las ve, hoy sé que podría dirigirme hacia un pino y golpearme la frente por no haberlo visto antes.

Un puto hamster en una rueda. Ese soy yo.